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Empecemos estas líneas con un pequeño ejercicio mental. Se encuentra usted acostada en su cama, toma su teléfono, abre su Facebook ya por inercia, empieza a desplazar hacia abajo… ve una foto de sus compadres quienes se ven muy felices y derrochan amor… Usted empieza a cuestionar su relación. Va más abajo y ve a su amiga en las que parecen ser unas bellísimas vacaciones… Usted empieza a preguntarse porque no puede hacer lo mismo. Mas bajo, las chicas fitness subiendo fotos en el gimnasio mostrando unas tallas menos que la suya… Usted se siente menos, porque ¿cómo es que ellas si pueden y una no? Usted supone, por lo que ve, que las vidas de esas personas son más felices que la suya, como que logran muchas más cosas que una…. Usted, ya en unos minutos, se siente algo triste. ¿Le ha pasado? En caso de que no, felicidades porque usted ha sabido separar la realidad de unas simples fotografías. En casi de que si… Estas líneas le pueden interesar.

Equilibrio

Si bien el tema del impacto negativo de las redes sociales en nuestras vidas no es nuevo, aún falta, por parte de la humanidad, tomarle la debida seriedad a los peligros psicológicos que estas nos pueden causar. Por supuesto que también están claros los beneficios que nos dan, pero es importantísimo tener en cuenta la urgencia de un equilibrio.

Antes se decía que era a los jóvenes a quienes las redes atrapaban, robándoles la mayor parte de su día, manteniéndolos encerrados, alejados de sus familias y siempre al dañino tanto de lo que hacen los demás, resultando esto en una comparación que puede llevar a sufrir depresión, porque pensamos que no estamos logrando lo que otros. La realidad es que ni jóvenes ni adultos estamos exentos de ser capturados por la red de las redes.

Existen muchos estudios en donde se comprueban los efectos negativos que estas tienen en uno: el vivir comparándonos, el miedo a ser ignorado “no tener muchos “likes”), la ansiedad si no hay interacción (quien querías que viera el mensaje o tu foto no tuvo reacción), la necesidad de crecer en el número de seguidores, baja autoestima, alteración de la autoimagen (una se siente menos bonita que las otras), pérdida de productividad al pasar mucho tiempo conectado, persuasión a comprar lo que no necesitamos, etc. Puede llegar a consumir tu vida.

¿Realidad?

Cuando hablamos de mantener un equilibrio entre la realidad y las redes, se tratar de comprender que fotografías no describen la realidad de las personas. Fotografías son solo fotografías, son momentos; es tiempo de empezar a verlo solo así. Que no necesitamos vernos ni ser como los demás, somos únicos.  Recordemos también que algunas personas utilizan las redes como una máscara para encubrir la verdadera realidad, tratando de confundir a su alrededor. Esto puede ser consciente o inconsciente… Y sobre todo, hay que recordar que es más importante crear una existencia feliz, que aparentar una realidad feliz en redes. ¿Porque importa tanto como nos ven los demás? ¡Conozco personas que escriben cosas como “mis hijos son mi motor” y en la realidad, los niños no han comido nada en toda la mañana…! No significa que dejemos de compartir momentos de felicidad, sino de no olvidarnos de la vida real.


Jennifer del Rio – Chapa MS, LPC